10 de marzo de 2013

     Muchos podemos estar de acuerdo con que la imagen del fallecido presidente Hugo Chávez era, cuando menos, peculiar. Por no decir directamente impresentable en muchos aspectos. Pero claro, esa opinión la traslada un europeo, bastante alejado de la realidad cultural venezolana y caribeña en general.
       La pregunta, por tanto, era, por qué la gente sigue tan ciegamente a este señor, tan histriónico, que mezcla a Jesucristo con el indigenismo o la revolución socialista con un cierto populismo. Y la respuesta está en las cifras, como casi siempre. Veánlas, vean la evolución de Venezuela en ocho años, en sanidad, alimentación, ratios de pobreza, en educación, en pensiones... Y juzguen.

Las estadísticas son oficiales del país, pero recogidas a través de la Oficina Económica para América Latina y Caribe de la ONU, organismo supervisor.

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