3 de enero de 2013

No debe cesar "La Marea"


     En 2012 ha habido más manifestaciones que en la Transición y con respuesta masiva y continua frente a las agresiones sociales. Dos huelgas generales (29 de marzo y 14 de noviembre), mareas multicolores en educación, sanidad, minería, justicia, empleados públicos, universidades, investigadores, transportes, servicios sociales, bomberos, medios de comunicación públicos y privados, mujeres por la igualdad, múltiples empresas y sectores, padres y madres de alumnos, pacientes, familiares de dependientes, pensionistas y jubilados, … y hasta policías, que han estado en los dos lados de la manifestación. Igualmente movimientos solidarios de todo tipo contra los desahucios, la represión policial, la ley del aborto, las tasas judiciales, las preferentes… Y activistas del 15-M o del 25-S, republicanos, etc. Han llenado las calles, las plazas, los centros de las ciudades, han rodeado el Congreso de los Diputados que se ha visto como una fortaleza asediada por aquellos a los que debía de representar, la ciudadanía.
     Las causas de esta gran agitación social son claras: la enorme crisis económica, social y política que estamos viviendo; y un gobierno despótico interesado en aplicar una durísima política neoliberal de recortes sociales, de desmantelamiento y privatización de lo público. Los ataques no cesan. Y el gobierno no negocia. Se utiliza una táctica de guerra total: no se ha empezado a contestar a un ataque cuando surgen nuevas columnas de humo alrededor. Pretenden desconcertar a los agredidos, sabiendo que cuando los golpes son de uno en uno, se intentan devolver, pero que cuando son múltiples, la reacción puede ser encogerse o salir corriendo. Pero también puede ser elevando el nivel de la contestación.
     Y esa es la clave. Porque hay muchos ministros quemados, a los que se pide la dimisión con poderosos argumentos: WertGallardónBáñez… y hasta es probable que Rajoy los sacrifique, a corto plazo, para perder un lastre que lleva al cuello y le arrastra aún más hacia las simas del deterioro. Pero hay una reflexión a hacer: no podemos estar pidiendo cada día la dimisión de un ministro, cuando el máximo responsable de lo que está pasando es Rajoy. Por ello, está llegando el momento de pedir la dimisión de todo el Gobierno. Por su incompetencia, por su agresividad hacia las capas populares, porque está empobreciendo a este país, y expropiando a sus ciudadanos de derechos y servicios públicos básicos. Porque si nos dejamos, acabaremos haciendo como en Grecia: enajenar el país, su patrimonio, sacándolo a la venta.

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